sábado, 29 de agosto de 2015

Wolf´s Love

Capítulo 10

// Unas horas después\\ 

Sasha observaba como esos tipos encerraban a unos pocos de los cachorros de los osos, los habían encerrado a todos menos a Phoebe que estaba atada a una mesa de operaciones, igual que la otra vez, pero ahora no podía hacer nada. Esos hombres... de alguna manera habían conseguido los collares que anulaban sus poderes, no entendía nada de lo que estaba pasando; debió haberle preguntado acerca de por qué iban a por ella y, ya de paso, a por todos ellos, aun así tenía que hacer algo. Aunque ella no quisiera, tenía que sacarla de ese apuro.

No le gustaba tener que pedir nada, pero en esos casos que alguien les echase una mano no iba a hacer daño. Solo rezaba a todos los dioses para que al menos ese poder funcionase.

- Muy bien, comencemos -dijo el tipo que parecía el líder.

Un escalofrío recorrió su columna al ver que se acercaban a Phoebe, ella no se movía, ¿por qué no se movía? "Vamos, Phoebe, muévete, intenta escapar, haz algo" pensó para él mientras observaba todo. Algo pasaba para que ella estuviese tan... dispuesta a dejar que le hiciesen lo que fuera que querían hacerle.

-en el Santuario.- 
Aquerón Partenopaeo estaba en el exterior del local de los osos, junto al resto de personas que se habían reunido alrededor de las vallas de seguridad para evitar que la prensa o los curiosos pasasen y contaminasen las pruebas mientras la policía. Estaba mirando hacia una periodista que estaba explicando lo que supuestamente había sucedido, pero él sabía lo que había pasado, lo había estado notando las últimas semanas. Así que sabía lo que tenía que hacer, iba a alejarse de la multitud cuando sintió un poder superior detrás de él; no hacía falta pensar mucho, sabía quién era. Savitar. Se giró para ver a su antiguo instructor y amigo, era muy extraño que Savitar abandonase su isla por algo, aunque fuese el líder del Omegrion, el consejo donde todos los Katagarios y Arcadios podían estar en paz, siempre prefería mantanerse al margen de todas las cosas; siempre había preferido dejar que el Universo siguiera su curso y no alterarlo de alguna forma.

- Es muy extraño que hayas salido de tu isla, ¿las olas eran malas hoy? -le preguntó cuando estuvo cerca de él.

- Que gracioso, muchacho, no hay sitio mejor que mi isla, pero creo que esto merece mi "agradable" presencia -respondió en un tono que se notaba muy de mal humor. 

- Siempre es un placer estar en tu presencia, Sav, sobretodo si puedes ayudarme a encontrar a nuestros queridos ositos -comentó algo divertido y con una sonrisa de lado.

Aunque no estaba hablando en serio, los osos eran unos buenos amigos y siempre era divertido ir de vez en cuando hacerles una visita, pero sobretodo les debía su esfuerzo de haber protegido a Tory cuando su peor enemigo iba a por ella. Así que tenía que devolverles el favor, el caso era cómo podrían alterar la memoria de todos esos humanos para que ese recuerdo desapareciese y no saliera a la luz su mundo, no podían permitir que los humanos supiesen de la existencia de cambiadores de formas, vampiros, dioses y demás cosas.

- Esto va a ser difícil, ¿cómo vamos a borrarle la memoria a tanta gente? -se preguntó mientras miraba a la gente congregada.

- Sencillo, les damos de hostias hasta que se les quite el recuerdo -respondió una voz que se acercaba a ellos.

Ambos hombres se giraron hacia la voz y vieron a alguien que no se esperaban ver, Zarek de Moesia estaba acercándose a ellos con cara malhumorada, solo por eso, Aquerón supo que Astrid había obligado a Zarek a comprobar que Sasha estaba bien. Lo malo era que ni Sasha se había salvado de la cacería que había tenido lugar en el Santuario y lo sabía.

- ¿Qué haces aquí, Z? -le preguntó, era una pregunta tonta, pero le parecía gracioso escuchar las quejas de Zarek y de cómo iba a hacer sufrir a Sasha.

- Ese chucho pulgoso ha asustado a Astrid, le ha dicho algo de que tenía que ayudar a su novia o algo así. No pudo mantener el contacto mucho tiempo, pero dijo que estaban todos en una especie de almacén que tenía pinta de bunque -explicó después de soltar un gruñido, muy típicos en él.

- ¿Una almacén? -preguntó Savitar algo confuso.

- Eso ha dicho, no es muy divertido que ni siquiera de una indicación para poder ir allí y castrarlo por haberme sacado de mi playa y haber asustado a Astrid -comentó

Con esas pistas, no se le ocurría ningún lugar, pero Ash analizo todo fríamente para poder encontrar algo que se les escapaba. De repente recordó aquel día cuando había encontrado a aquella katagaria entre miles de cadáveres, estaba asustada y mirando a su alrededor, la Segunda Guerra Mundial había sido un momento de la historia muy brutal. En ese momento, quiso ayudar a esa katagaria, al no poder consolarla, tuvo que borrarle los recuerdos de esa etapa y la había dejado en un lugar donde sabía que la iban a encontrar. 
Pero sabía lo que buscaban, tanto de ella como de los osos, de ahí que la última vez tuviera que curar sus heridas y evitar que recordase aquello. Entonces se le ocurrió un lugar al que podrían ir.

- Creo que ya sé donde se ocultan -dijo Ash muy convencido,se había aislado de las quejas de Zarek todo el rato.

- Entonces vayamos a repartir hostias para que yo pueda volver a mi playa con mi hermosa mujer en bikini -dijo Zarek.

Nada más decirlo, Ash los guío hacía un almacén que hace mucho tiempo había servido de refugio para los habitantes de Nueva Orleans en épocas de huracanes, no había lugar mejor que ese.

-en el interior del "bunque".-
Ninguno de los osos y demás seres podían ver o escuchar lo que estaba pasando, Phoebe gritaba mucho y Sasha solo podía actuar como su lobo interior se lo decía, luchando, no quería seguir escuchándola gritar y viendo como le hacían daño esos cabrones. Tenía que salir de esa dichosa jaula antes de que acabarán por matarla y no lo hacía solo porque pensaba que era lo correcto, lo hacía porque la quería; le había costado admitirlo y por tonto que sonase, tenía que decirle muchas cosas.

- Sasha, chére, no puedes salir de aquí sin tus poderes, te estás haciendo daño -le dijo Aimée Peltier que estaba encerrada con él. 

Aun así, él se negaba a dejar de intentarlo, alguna forma había de salir. Hasta que comenzó a sentir algo familiar, miró hacia la puerta y vio como está era derribada por uno de los hombres y, luego, aparecía Zarek que iba repartiendo leches a diestro y siniestro; detrás de él iba Savitar que se ocupaba de alejar al "doctor Frankenstein" de Phoebe y, por último, Aquerón que se dirigía a las jaulas para abrirlas con sus poderes, quitarles a todos los collares y decirles a todos que se marcharán.

Algunos de los Peltier, los Howlers y él se quedaron para presentar batalla, muy al pesar del Cazador Oscuro, todos fueron a por los refuerzos que llegaban menos él. Se acercó hacia donde estaban Savitar y Phoebe, por un momento se asustó al verla tan pálida por la perdida de sangre, ¿acaso iba a perderla tan pronto? 

- Relajate, lobo, no vas a perderla -dijo Savitar muy convencido mientras pasaba la mano por la herida de Phoebe y la curaba.- Será mejor que la lleves con Carson, id todos a mi isla, no podéis volver al santuario de momento.

- ¿Por qué? -preguntó muy intrigado mientras cogía a Phoebe en brazos,

- En teoría podéis volver, eso me la suda bastante, pero si queréis encontraros con policías y periodistas que hagan que soltéis algo sobre nuestro mundo, entonces tendría que acabar con vosotros -explicó y era algo que Sasha no quería vivir.

Hizo caso a las palabras de Savitar y mando a todo el mundo a la isla de Savitar, dejando a Phoebe con Carson, el veterinario y médico del Santuario, estaría segura con él. Aunque le gustaría estar con ella hasta que despertarse para asegurarse de que estaría bien, tenía un asunto que tratar con cierta persona que, si su olfato no fallaba, estaba huyendo del lugar hacia el norte. Dejo que el resto se fuese a la isla y luego se tomó su forma animal para ir a la caza de ese desgraciado.

No tardó mucho en alcanzarlo y meterle el miedo en el cuerpo, aunque ya lo tenía, la persecución había aumentado el miedo y lo olía. Tuvo su buena oportunidad de matarlo cuando tropezó, pero quería seguir jugando con él, así que tomó de nuevo su forma humana y se acercó al hombre.

- P-Por favor, no me mates... Po-Podemos llegar a un acuerdo -suplicó mientras se arrastraba.

¿Que no le matase? Como si fuese a dejarle vivir después de haberle hecho a Phoebe tanto daño, no iba a hacer eso. Acabaría con ese hombre para que no le volviese a hacer daño a su pareja ni a ningún otro katagario o arcadio, mientras el hombre seguía arrastrándose para huir, él se acercó despacio hacia él.

- ¿Qué tal si mejor experimento yo contigo? -preguntó en un tono que sonaba muy aterrador.

El hombre se volvió justo cuando Sasha iba a por uno de sus brazos, ya de nuevo en forma de lobo, y comenzaba a mordisquearlo para provocarle un gran dolor; intento zafarse, pero no pensaba dejárselo fácil. Continuo mordiéndole y haciéndole el mayor daño posible, hasta que el hombre sangraba tanto que podría dejarlo morir allí mismo si le apetecía, aunque no pensaba hacerlo para que pudiera ir acabase en un hospital para recuperarse. En los fastidiosos intentos por huir del hombre, Sasha acabó con él dándole un mordisco en el cuello y usando la fuerza necesario para rompérselo. 

Volvió al almacén poco después para ver si loas demás necesitaban ayuda, nada más entrar, los osos y demás gente se volvieron y se quedaron sorprendidos al verle cubierto de sangre, pero le daba igual. Como Aquerón, Savitar y Zarek se encargaban de los hombres y demás para borrar las memorias, los demás fueron a reunirse en la isla de Savitar con su familia; pero él solo quería estar al lado de Phoebe. Cuando llegaron a la isla, no dudo en preguntarle a Aimée dónde estaba Phoebe para poder ir a junto de ella; al llegar a la habitación, se sorprendió al ver a Astrid junto a su cama. 

- ¿Qué haces aquí, Astrid? -le preguntó mientras se acercaba.

- Pensé que sería bueno no dejarla sola mientras te encargabas de esos hombres - respondió con una leve sonrisa.- Me alegro por ti, Sasha, nunca pensé que mis hermanas fuesen hacer algo así sin tener que pedírselo yo.

- ¿De qué hablas? -preguntó de nuevo, no le había dicho nada a Astrid.

Su amiga le había cogido de la mano y mostró la palma donde tenía la marca de emparejamiento, no se había fijado mucho en ella desde que había salido, ya que habían pasado muchas cosas. Miró a Phoebe que dormía tranquilamente y luego a la palma de su mano, ya era oficialmente un tonto.

- Espero que ella pueda aceptarte, te lo mereces mucho, Sasha -comentó Astrid en un tono muy amable.

- Hay cosas de mi que podrían ponerla en peligro, ¿no crees que cuando lo sepa no quiera alejarse de mi lo más rápido que pueda? -comentó algo temeroso de que así fuese. 

- No lo sabrás hasta que se lo cuentes todo, ¿no? -terminó diciendo Astrid.

Epílogo

// Unos años más tarde\\ 
Sasha estaba organizando las cosas en el anticuario y las colocaba en el escaparate para que la gente las viera, Phoebe estaba haciendo un poco de limpieza cuando la puerta se abrió, haciendo sonar la campanilla que indicaba que alguien entraba. Ambos alzaron la vista y vieron que Zarek y Astrid, con sus hijos, entraban en la tienda: 

- Solo a vosotros se os ocurre coleccionar cosas viejas -se quejo Zarek 

Sasha le mandó una mirada de odio, viendo de reojo que Astrid se acercaba a Phoebe para darle un abrazo y le preguntaba que tal había estado y luego le daba un abrazo a él. Cosa que fastidio mucho a Zarek porque siempre se quejaba de que Astrid tenía olor a lobo, pero siempre era una victoria para Sasha que disfrutaba demasiado cabrearle. 

- Bien, ya los has visto, ahora decidme donde pongo esto para poder irnos ya -comentó Zarek que hacia más evidente la caja que llevaba

- Con lo que te gusta venir a verme, psicobestia -bromeo Sasha

- Que te den un rato, Lassie... Ay -se quejo luego de decir ese insulto.

Todos bajaron la mirada hacia la pierna de Zarek que estaba siendo mordida por un cachorro completamente blanco, Sasha no pudo aguantar la risa mucho tiempo, más bien nada, mientras Phoebe se disculpaba con Zarek.

- Esa es mi niña -alentó Sasha al cachorro para que siguiera mordiendo a Zarek.

- Sasha... -lo regañó Phoebe.- Dijiste que no le ibas a enseñar a hacer eso

- Yo no le enseñe, ha aprendido sola -se defendió mientras se agachaba para coger al cachorro

Astrid observó al cachorro y preguntó por su nombre mientras Zarek dejaba caja por ahí y miraba con malos ojos al cachorro que le seguía gruñendo.

Poco después, cuando Astrid, Zarek y los niños se fueron, Sasha y Phoebe fueron a acostar al pequeño Abe y a Kitsu. Él se quedó un momento observándolos mientras recordaba en cómo habían acabado así.

//Recuerdo\\
Habían pasado una semana mientras Phoebe se recuperaba de lo que había sucedido, Carson iba muy a menudo para comprobar su estado, pero Sasha no se había tomado ningún descanso. Había estado noche y día junto a ella, esperando a que despertase, pensando en cómo iba a explicar todos los errores que había cometido y las ganas que tenía de quedarse con ella. 

Para cuando despertó, nada más hacerlo, tuvo que contarle lo que llevaba dentro y que ya no podía retener. Aun cuando dejó de hablar, tenía miedo de que lo rechazase y lo mandase a paseo; ni siquiera hablo para lo que él era una eternidad entera.

- Todos cometemos errores, Sasha, mi opinión sobre ti no va a cambiar. Como espero que tu opinión sobre mi no cambie -dijo al cabo de esa eternidad.

- Eso quiere decir... 

- Que quiero quedarme contigo, Sasha...

//Fin del recuerdo\\ 

La alegría que sintió entonces no se podía comparar a la que sentiría cualquiera cuando le dijo eso, desde ese día solo vivía para alegrarla y hacerla reír todos los días y para alegrar a sus cachorros. De la nada, sintió que Phoebe rodeaba su cintura con los brazos y lo abrazaba como ninguna otra lo había abrazado antes.

- ¿En qué piensas? -le preguntó después de un pequeño silencio.

- En lo que nos deparará el futuro -respondió sin más.- Seguro que tengo que alejar a muchos lobos de está pequeña.

- Yo puedo decirte qué pasará -dijo algo adormilada.

- ¿A sí? ¿Y qué pasará? -preguntó algo curioso, dándose la vuelta para abrazarla.

- Me aseguraré de que seas feliz en lo que nos quede de vida, lobo, eso va a pasar -respondió ella, alzando la vista para poder darle un beso. 

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