lunes, 17 de agosto de 2015

Wolf´s Love

Capítulo 9

- Doctor, lo estamos perdiendo -informó una enfermera.

- Preparad los desfribiladores, vamos a salvara este hombre -ordenó el doctor.

// Unas horas antes\\
Abraham se había detenido en un semáforo, su hija seguía intentando aguantar todo lo que podía. Hoy todos los semáforos se habían puesto de acuerdo en no dejarle llevar a su hija al hospital, el coche de antes continuaba siguiéndolos. ¿Pero por que?

Cuando el semáforo se puso en ámbar, al instante alguien abrió la puerta de su coche y lo sacó a la fuerza. Abe no entendía qué estaba pasando, pero esa persona no planeaba nada bueno para él y eso lo deducía por tirarlo al suelo y por la pistola con la que lo apuntaba.

- ¿Dónde está la loba? -preguntó el desconocido.

- N-No sé de qué me estás hablando -respondió con la voz algo temblorosa.

El hombre volvió a repetirle la misma pregunta otra vez y Abe seguía repitiéndole lo mismo, que no sabía de qué le estaba hablando. Fue entonces cuando recibió un disparo en el pecho, pero seguía vivo y se estaba desangrando.

- ¡Papá! -gritó su hija cuando recibió la bala, pero no podía ir hasta él.

El hombre se fue mientras la gente corría y gritaba por el sonido del disparo, algunos hombres y una mujer corrienron hacia él; uno le detenía la hemorragia y los otros se ocupaban de su hija cuando la mujer llamaba a la ambulancia.

Para cuando llegaron, Abe ya había perdido mucha sangre y comenzaba a perder la consciencia mientras los enfermeros se ocupaban de él, llevándolo al hospital.

//En el presente\\
Abe estaba muerto en el quirófano y no había manera de revivirlo, por mucho que hiciesen los médicos. Ahí había llegado su final, en un quirófano y nadie podía hacer nada por salvarlo.

En Nueva Orlean, Phoebe estaba rodeada de gente que la intimidaba, un tipo muy sospechoso y la miraba como si estuviera midiéndola para hacer el ataúd y el otro... bueno, debía de ser un arcadio de los que Sasha le había hablado. Le habían pedido que les explicase cómo era posible que un grupo de humanos pudiese ir tras ellam provocando a su vez que estuvieran yendo tras todas las especies como ellos que encontraban. Ella lo contó, para decepción del hombre intimidante:

- Joder... -dijo cuando terminó la explicación de ella.

- O sea que nos buscan para encontrar algo que no pueden conseguir -concluyó Vane.

- Tenemos que informar a todos los miembros del Omegrion, señor -dijo Maman.

- Lo sé, lo sé, tenemos que pensar en algo para evitar que cunda el pánico entre todo el mundo. Sasha, ¿sabe dónde están? -preguntó el ser, ¿Savitar era?

Antes de que el lobo pudiese responder, el sonido de un teléfono móvil sonó en el salón. Sasha lo cogió para ver que se trataba de Abe y le dio el móvil a Phoebe para que pudiese hablar con su amigo, luego se volvió a centrar en la conversación, viendo a Savitar algo más cabreado que antes. Les dijo dónde se encontraba el lugar donde se escondían esos humanos y comenzaron a trazar un plan para ir a detenerlos:

- Dime que eso es mentira, Aaron, dime que no es cierto -se escuchó la voz de Phoebe algo rota por un llanto contenido.

Sasha se dio la vuelta para verla y ver que estaba temblando mientras se esforzaba por no dejar caer el móvil, algo grave estaba pasando. SE acercó para ver qué le pasaba y fue cuando le miro con los ojos llorosos, ¿qué estaba pasando? Agarró a Phoebe cuando parecía que se iba a caer al suelo mientras se echaba a llorar, cogió el móvil antes de que tuviera oportunidad de soltarlo y la mantenía a ella pegada a él.

- ¿Hola? -dijo para ver si la otra persona estaba presente.

- ¿Quién eres? ¿Dónde está Phoebe? -preguntó un hombre al otro lado.

- Yo soy Sasha, ¿quién coño eres tú? -preguntó a su vez, muy irritado de que ese hombre hiciera llorar a Phoebe.

- Soy Aaron, el marido de Lia, ¿dónde está Phoebe? -volvió a preguntar, se estaba volviendo muy pesado.

- Está aquí, llorando y temblando, ¿qué ha pasado?

- Pues... Han atracado a Abraham y... ha muerto -respondió la pregunta con algo de pésame.

Ahora lo entendía y era normal, abrazó a Phoebe un poco más fuerte en un intento por consolarla. Tal vez no pudiera hacer gran cosa, pero él ya había perdido a toda su familia y sabía lo mal que se pasaba; escuchó  cómo el marido de ¿Lia, había dicho? ¿Quién coño era Lia? Daba igual, lo que le importaba ahora era que Phoebe se tranquizase.

Unos coches se detenían a una distancia escasa del Santuario, hoy daría comienzo su plan de caza. Ningún ser sobrenatural se escaparía de ellos e iban a asegurarse de que así fuese, Josef dirigía ese plan, ya que todos los habitantes de ese lugar sobrenatural serían sus sujetos de pruebas. En especial esos dos lobos que se le habían escapado de las manos, no pensaba dejarlos con vida, tendría que examinarlos detenidamente.

- Quiero que haya al menos un equipo de cinco rodeando el lugar, que se aseguren de que nadie salga y si nadie puede acercarse a ninguno... los haremos salir con fuego -ordenó a su ayudante que usaba mensajes encriptados para transmitir sus órdenes.

Una vez que todos estuvieron en sus puestos y preparados, Josef dio orden de entrar por la fuerza al local, pero que solo los humanos pudiesen salir antes de comenzar la cacería. Esta vez no se le escaparía nadie y conseguiría lo que su abuelo no pudo conseguir, el elixir de la vida eterna y volver a los tiempos de la buena Alemania.

En un abrir y cerrar de ojos, el Santuario había sido "invadido" por parte de los hombres de Josef. Los humanos buscaban refugio o intentaban salir, atravesando a los hombres armados, pero estos no los dejaban, ya que no podían saber si eran humanos o no hasta que verificasen si eran animales intentando escapar o humanos de verdad. Aunque no tardaron mucho en descubrirlo, todos los que debían ser los humanos caían al suelo como moscas por alguna misteriosa razón, mientras comenzaban a aparecer hombres con expresiones serias y sin armas. Esos debían de ser los seres sobrenaturales y, al frente, había una mujer, no muy mayor de cincuenta años, que parecía la líder de todo aquel grupo de hombres que los enfrentaban.

- No se os ha perdido nada, largaos -dijo la mujer mayor.

Los hombres, en lugar de hacerle caso, comenzaron a dispararles y, para su sorpresa, las balas no llegaban hasta el grupo que tenían delante. Algunos desaparecieron de su vista como si fuesen aire, al poco aparecieron entre ellos y comenzaron a darles una paliza y a desarmarlos. Su fuerza les superaba mucho, a pesar de que fuesen un grupo más reducido; Josef miró a su ayudante y le hizo una seña para que diera la orden al otro grupo para que asaltara la zona de la casa.

Sasha había conseguido calmar un poco a Phoebe, al menos había evitado que siguiera llorando; por un momento se paró a pensar, si Phoebe estaba así por Abraham que la había protegido desde hace muchos años... ¿así se pondría Astrid si él llegase a morir? Era una estupidez pensarlo, ya que él viviría muchos años más que Abe, tal vez el doble o más, pero se había obligado a no pensarlo. Ella le necesitaba más que los estúpidos pensamientos que estaba teniendo, y aun así otra cosa le estaba distrayendo. El lobo que llevaba dentro le decía que algo se estaba acercando y que no iban a salir de esa:

- Sasha... -lo llamó ella con la voz apagada.

- ¿Pasa al...?

No pudo terminar la pregunta, su mano había comenzado a arder, se apartó de ella y comenzó a agitarla en un intento por aliviar el dolor. Se sorprendió al ver el dibujo que aparecía en ella, no había duda de su significado. Miró a Phoebe que estaba soplándose la mano para aliviar el dolor que estaba sintiendo también.

- ¿Qué pasa? -preguntó algo sorprendida al ver la marca.

Nada más preguntarlo, lo que Sasha sentía, aparte de la marca que acababa de aparecer, se hizo más presente y le legó un olor a humanos que no había olido antes.

Nada más sentir el peligro, alguien hizo estallar la puerta de la habitación en la que estaban; él se había puesto encima de Phoebe tan rápido como pudo para protegerla. Cuando el sonido de la explosión cesó, Sasha se apartó de Phoebe para enfrentarse a sus atacantes; vio que todos tenían el mismo símbolo en las mangas, eran los mismo hombres a los que se había enfrentado la última vez y no había duda de qué buscaban. Iban a por ellos. 

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