Capitulo
2
¿En qué
estaría pensando Abreham?¿Acaso no estaba escuchando sus advertencias? Ese tipo
no era normal y no normal de “Os voy a robar toda la pasta”, era más de “Soy un
ser sobrenatural que os comerá el alma, mortales”. Había visto demasiadas
películas, antiguas y modernas, en ninguna nadie acababa bien. Fue corriendo de
vuelta a su cuarto y se encerró allí para calmarse, ese desconocido olía a
lobo, puro y duro, no había otra cosa en el que demostrará lo contrario. Otra
cosa que le había llamado la atención había sido su manera de mirarla, él sabía
lo que era y lo que le pasaba en ese momento, con Abe no era problema porque no
se daba cuenta, pero ese desconocido, como se llamará, lo sabía y ella se había
dado cuenta de eso porque sus ojos se dilataron por el deseo. Lo sabía. Debía
ser algún monstruo que la violaría y se la comería de aperitivo. Se transformó
y se deslizo por la puerta hasta quedar en el suelo, apoyando la cabeza en las
piernas mientras se las abrazaba. ¿Por qué tenía la sensación de que ese tipo
iba a cambiarla?
//Unas horas
después\\
Sasha estaba
cansado, ¿cuántos muebles y trastos tenía el viejo ese en su tienda? Parecían
no tener fin, ¿acaso era como el bolso de Mary Poppins? Estaba agotado, de
tanto cargar cosas, juraría que mañana tendría agujetas y todo. Lo más curioso
era que la supuesta “nieta” no había aparecido, eso demostraba que la katagaria
que estaba arriba en la casa era la “nieta” de ese señor. Miro al techo cuando
el viejo entró a la trastienda, tal vez para ir a ver a la chica, había estado
tan concentrado en lo que el viejo le estaba pidiendo que se olvido por un
momento de que arriba había una katagaria en celo. Se pregunto cómo sería en su
forma humana, cerró los ojos e intento imaginarlo; aunque lo que le venía a la
cabeza era su tipo de chica ideal, pero esta vez la imagino con el olor de la
katagaria de arriba y el bulto volvió a su entrepierna y pensaba que escapar de
la gente que lo quería muerto era malo.
-
Oye,
Sasha…
Se
sobresaltó al escuchar la voz de Abe detrás de él. En la última hora habían
congeniado bien, para ser un humano era muy agradable, hasta podía devolverle
las pullas y todo. Aunque el viejo era muy listo, cuando sacaba el tema del
lobo mentía y cambiaba algunas cosas.
-
¿Qué
pasa? –le pregunto sin moverse para que no viera a… su “amigo”
-
Voy
a por algo de beber, has estado trabajando mucho. ¿Quieres algo de comer ya de
paso? .-le respondió y preguntó
-
Algo
de comer no, pero te agradecería una cerveza .- respondió
-
Voy
a dejarte un momento solo, ¿estarás bien?
Sasha miro a
su alrededor, aun había cosas que tenía que transportar y mover:
-
Claro,
si hago algún movimiento sospechoso, Be se me tirará encima .- bromeó con una
sonrisa de lado
Abe comenzó
a reírse y lo dejo solo en la tienda. ¿Qué cojones? Seguiría moviendo cosas, no
quería volver a distraerse, aunque ahora pudiera irse tan tranquilamente. “¿Y
por qué no lo haces? Si que eres tonto” pensó para sí, cogiendo una caja llena
de candelabros y cosas por el estilo para colocarlas sobre unos estantes. Si
Zarek lo viera aun se descojonaría de la risa.
Be aun
estaba en su cuarto, tumbada en la cama y viendo anime, cuando Abe entró para
decirle que iba a salir un momento y dejaba a Sasha, el desconocido, en la
tienda para que terminará de colocar algunas cosas. Que al menos se molestará
en bajar para vigilarlo, solo por si las moscas, ella no quería… ¿Qué pasaba si
ese tipo le hacía algo malo? “No quiero…” pensó para sí mientras se levantaba e
iba a ver a Sasha a la tienda. Se detuvo antes de bajar las escaleras y pensó
en cambiar de forma, seguía en forma de lobo, y haciendo algo parecido a un
encogimiento de hombros se transformo en humana. Estaba desnuda y tuvo que regresar
a su cuarto para poder vestirse, luego de hacerlo, bajo a la tienda y se
mantuvo a una distancia prudente. El tipo, Sasha, se volvió a mirarla cuando
apareció.
No estaba
nada mal, bueno, estaba muy bien. Era alto, siempre le habían gustado los
altos, y era algo moreno; tenía los ojos azules y el pelo rubio que le llegaba
a la altura de los hombros. Tenía que admitirlo, ese chico estaba para
comérselo, pero debía recordar que no era normal. Era algo que desconocía, algo
como ella o peor:
-
Hola…
-le saludo con un hilo de voz.
Tardó un
buen rato en responderle, a saber en qué estaría pensando mientras la miraba.
Sasha
acababa de terminar de colocar algunas cosas en una vitrina cuando volvió a
oler ese olor, la hembra había salido de su escondite y lo estaba mirando desde
la puerta de la trastienda. La chica era algo bajita, pero no tanto, su cabello
era largo y negro, con los ojos azules claros. Era realmente hermosa. Pero su
olor aun persistía en el aire, si que era preciosa; y aun tardó mucho en
responder cuando le saludo. Su mente había vuelto a ser invadida por las
hormonas, hacia mucho que no le pasaba eso.
-
Hola…
-devolvió el saludo, por fin.- Soy Sasha… yo… estaba…
-
Ayudando
al abuelo a ordenas las cosas, ya me lo ha dicho antes de irse… -miro la tienda,
mientras caminaba, observándolo todo.- ¿Necesitas ayuda? –le preguntó
“ Si es para
aliviar el dolor que tengo, adelante” pensó y casi lo había dicho, menos mal
que su cabeza seguía funcionando a un nivel normal, pese a las hormonas. Se
había quedado embobado mirando cómo se paseaba por la tienda, apenas podía
pensar en algo racional. Se echo un poco hacia atrás cuando ella se acercó a
él, tenía ganas de enterrar la cara en su cabello, ¿por qué las Moiras lo
torturaban? Había tratado bien a su adorada hermanita, ¿por qué le hacían esto?
Y no solo era su olor, tenía un buen trasero, uno de los mejores que había
visto…
-
Hola~
Te estoy hablando .-le chasqueo los dedos para devolverle de su ensoñación
-
¿Decías?
.-preguntó volviendo la vista a su rostro
-
¿Necesitas
ayuda? –le miro con el ceño fruncido.- Eres un poco raro
-
Supongo,
creo que dicen que en el mundo tiene que haber de todo y no, no necesito ayuda.
De momento estoy bien… -respondió algo nervioso, esperando que no se le notará
nada sospechoso.
-
Si
necesitas algo llámame, estaré en la trastienda .-le dijo
Seguro que
estaría allí para poner distancias entre ellos, para que no la oliera, muy
astuta, él también lo haría si fuera un hembra que no quiere llamar la
atención. Observó cómo movía esas caderas suyas y que le dejaban hipnotizado,
estuvo un rato largo observando la puerta de la trastienda.
// En otro
lugar\\
-
¿Estás
seguro de que funcionará? .- pregunto un hombre muy dudoso a la Sombra que
estaba apoyada en la pared del callejón en el que se encontraba.
-
¿Quieres
comprobarlo? .- le preguntó a la vez la Sombra
El hombre
estaba dudoso y se fijo que que el hombre misterioso se acercaba a lo que
parecía un montón de basura, pero que, en realidad, era una jaula con un enorme
tigre dentro.
-
Este
es un katagario, dispárale en la cabeza y se quedará así para siempre .-le
explico, con una sonrisa como la de un malvado de una película cutre
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