martes, 30 de junio de 2015

Leyenda

Hoy voy a subir una cosa distinta, por la sencilla razón de que necesito opinión sobre esto y porque quiero que esté perfecto porque es para un regalo, al ser un regalo es muy importante. Aun tardaré un poco más en subir Wolf´s Love (por la sencilla razón de que escribí muy poquito) (La culpa es de Pordede). Os pido que seáis pacientes con el fic (Aunque seguro que os da igual).

En el principio de los tiempos, existían seis dioses primigenios: tres de ellos se inclinaban hacia la luz y los otros, hacia la oscuridad. Pero como siempre sucede, la oscuridad quería dominarlo todo y esta no puede existir sin la luz; la luz y la oscuridad lucharon en lo que se llamo la Primera Guerra. Ambos ejércitos luchaban y se pasaban día y noche luchando, pero para detener la guerra. Uno de los dioses de la luz, le ofreció un obsequio de paz a la diosa del mal, consiguiendo que así se acabase la guerra.

En ambos bandos, existían dos demonios: el Malachai y el Sephirot. Ambos tenían sus familias y seres queridos; al menos hasta que alguien decidió traicionar al demonio de la oscuridad y mataron a su mujer e hijo. Este suplicó a los dioses que le concedieran la venganza, pidiéndole a su madre, la diosa Braith, que le permitiera cumplir su venganza. Pero los dioses decidieron que, para mantener el equilibrio, el demonio de la luz tendría que sufrir el mismo destino.

Ambos fueron condenados a luchar y a odiarse hasta que uno de los dos muriera. El Malachai viviría para odiar a todo el mundo y el Sephirot viviría para sufrir los remordimientos de lo que había hecho, así durante cada generación. Al menos así sería para el Malachai, que caminaría sin conocer el amor, la compasión y todo lo bueno; solo conociendo el odio por parte de todos los que deberían haberlo amado. Abrazando siempre la oscuridad.

Pero se decía que en algún momento, el Malachai iría por el camino de la luz y renunciaría a la oscuridad a la que estaba destinado. Todos los dioses fracasaron en sus intentos de hacer el linaje de la luz. Ahora su última oportunidad era un bebé que aun no había nacido. Tenían que conseguir ese cometido o, de lo contrario, los Arelims acabarían con él cuando tuviesen oportunidad.

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